Vista parcial de la Marginal de Luanda

9 de junio de 2022

Elecciones 2022: Angola consolida la democracia

Cerca de 14 millones de electores angoleños están llamados a las urnas, el día 24 de Agosto de 2022, para elegir simultáneamente al nuevo Presidente de la República, al Vicepresidente de la República y a los nuevos diputados a la Asamblea Nacional.

Federico Issuzo

Las elecciones fueron convocadas el 3 de junio por el presidente João Lourenço, poniendo fin a los temores de aplazamiento de la votación alimentados por algunos sectores de la oposición.

João Lourenço declaró, ante el Consejo de la República (su órgano consultivo), que había sido informado por la Comisión Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Constitucional (TC) que el país está listo para votar, cinco años después del sufragio de 2017.

La ley determina que las elecciones generales sean convocadas hasta 90 días antes del término del mandato del Presidente en ejercicio y de los miembros de la Asamblea Nacional.

De acuerdo con la misma legislación vigente, la votación debe tener lugar durante la segunda quincena de agosto del año en que expire dicho mandato.

Así, con el llamado a una nueva votación por parte del Presidente de la República, se ratifica la irreversibilidad de la marcha hacia la disputa electoral y la consolidación del proceso democrático en el país, como una de las conquistas de la paz lograda en 2002.

Una vez dado este importante paso por parte del titular del Poder Ejecutivo, la "pelota" llega a la "portería" del CNE, institución que ha "sobrevivido" a múltiples ataques por supuesta falta de equidad en la elección de su presidente y en la adquisición de material electoral.

Ahora, le corresponde a ese organismo superar el desafío de garantizar la logística necesaria y oportuna en todo el territorio nacional, y al mismo tiempo dar muestras de transparencia, para que el proceso responda cabalmente a las expectativas del electorado.

Casi completa la misión del Ministerio de Administración Territorial (MAT), que ha dado una valoración positiva a su labor de registro electoral oficial.

A partir de ahora, la atención también se centrará en la actuación del Tribunal Constitucional, órgano central en el proceso de organización del sufragio, que se encarga de evaluar y validar las candidaturas de las fuerzas políticas, así como los resultados finales.

Se espera que los votantes mantengan la habitual actitud civilizada y ordenada, especialmente durante la campaña electoral, un período en el que se espera que aumenten las tensiones entre las fuerzas en competencia y, como siempre, se exige el respeto a los fundamentos democráticos.

Como en 1992, 2008, 2012 y 2017, los angoleños deben seguir marcando la diferencia, particularmente en el día de las elecciones, dando ejemplo de madurez y civismo, como ha sido reconocido por la comunidad internacional.

En momentos en que quedan poco menos de 90 días para que se lleve a cabo la votación, la clase política está llamada a contribuir activamente a la promoción de una disputa pacífica basada en la tolerancia, respetando la voluntad popular expresada en las urnas.

MPLA vs UNITA, la eterna rivalidad

Sin embargo, a la espera del 24 de agosto, todo apunta a una verdadera “pelea” democrática entre el MPLA y la UNITA, que invariablemente reducen las batallas electorales a una disputa casi de dos vías.

Esta vez, la inevitabilidad de tal escenario ganó más cara, dada la intención de la oposición de formar un frente único contra el MPLA.

En octubre de 2021, Adalberto Costa Júnior, líder de UNITA, se unió a Filomeno Vieira Lopes y Abel Chivukuvuku, otros dos “pesos pesados” de la oposición, para lanzar una alianza denominada “Frente Patriótico Unido (FPU)”.

La FPU fue, en su momento, presentada como una plataforma electoral "ad hoc", que se proponía reunir a los ciudadanos nacionales dentro y fuera del país, para realizar, por primera vez, la alternancia política en Angola.

En la primera versión del proyecto, las formaciones políticas involucradas mantendrían la autonomía de sus identidades políticas, y la plataforma sería liderada por Adalberto Costa Júnior, asistido por Abel Chivukuvuku y Filomeno Veira Lopes.

Unos meses después, los tres políticos vieron desvanecerse su sueño cuando el Tribunal Constitucional declaró que la plataforma era una entidad “jurídicamente inexistente”.

El TC aclaró que, por falta de reconocimiento legal, la nueva plataforma “no puede” presentar, en el formato anteriormente conocido, candidaturas ni realizar actividades políticas partidarias reservadas a los partidos políticos legalmente constituidos.

En consecuencia, la FPU está impedida de aparecer en público, promover actividades políticas y concurrir a las elecciones con esta denominación, bajo pena de incurrir en desobediencia y "afrenta a la autoridad pública del Estado", según advirtió recientemente el portavoz del TC, Mauro Alexandre.

Sin embargo, UNITA ya se ha adelantado a justificar que, en la práctica, el mencionado Frente no sería más que una mera concertación, y las fuerzas aliadas a él competirían en su lista de candidatos, es decir, serían una especie de “apéndice ” del partido.

Sea en una u otra condición, es un hecho que la oposición pretende “marchar” en bloque en este intento de asumir el poder político, 46 ​​años después de la proclamación de la independencia nacional, el 11 de noviembre de 1975.

Ante este escenario, le corresponderá al MPLA evitar la pérdida de un número sustancial de diputados, mientras la oposición pugna por forzar la alternancia en el poder.

El MPLA, partido dirigido por el presidente João Lourenço, ha gobernado el país con mayorías absolutas desde la introducción de la democracia multipartidista en 1991.

Ganó con el 53,74 por ciento de los votos emitidos (1992), el 81 por ciento (2008), el 71,84 por ciento (2012) y finalmente el 61,08 por ciento (2017).

UNITA, por su parte, siempre ha mantenido su posición como principal partido de oposición, tendencia que quiere contrarrestar en las elecciones generales de este año, con su actual presidente, Adalberto Costa Júnior, tras perder la contienda en las urnas con el histórico líder Jonas Savimbi (1992) y con Isaías Samakuva por tres veces consecutivas (2008, 2012 y 2017).

En el caso del MPLA, la lucha ahora es por preservar el “status quo”, y lograr que la mayoría absoluta salga ilesa, mientras que la UNITA sueña, precisamente, con el escenario contrario.

Pon a prueba el “mito” del descontento

En términos más específicos, esta nueva batalla electoral representa una doble y simultánea prueba para el MPLA y la UNITA, con el objetivo de confirmar o desmentir la tesis del descontento popular generalizado.

Ante esta situación, le tocará al MPLA romper este aparente “mito” del alto descontento del electorado, por el aumento del costo de vida, producto de la crisis del petróleo de 2014 y la pandemia del Covid-19, que arruinó las economías nacionales en varios países, empeorando las condiciones sociales de los trabajadores.

Mientras tanto, la misma pandemia “impulsó” la ejecución de una amplia gama de obras públicas en el área social capaces, teóricamente, de compensar el desgaste causado por viejos déficits de gobernabilidad.

Mientras tanto, la UNITA no se conformará con el descontento manifiesto o latente de la población con el gobierno saliente para obtener el resultado deseado.

El partido de Adalberto Costa Júnior, aún en la "resaca" de la convulsión interna de los últimos tiempos, deberá compartir su electorado con sus disidencias, ahora convertidas en partidos políticos legalmente constituidos.

Sorprendentemente o no para los hombres de esa fuerza partidaria, dos nuevos partidos políticos lograron el reconocimiento del TC en vísperas de la convocatoria a elecciones, todos fundados por disidentes de la UNITA.

Eduardo “Dinho” Tchingunji y Florbela Malaquias, ex cuadros de UNITA, fundaron cada uno su propio partido y ya están registrados en el TC.

Y eso sin olvidar a los seguidores de Chivukuvuku, otro exdirigente de UNITA que abandonó el partido tras perder la batalla por su liderazgo y fundó la coalición CASA-CE, aunque también ya fuera de sus “filas”.

Hasta el momento, 13 formaciones políticas están legalmente reconocidas y autorizadas para postularse. Además del MPLA, la UNITA y el BD (Bloque Democrático) de Filomeno Vieira Lopes, también podrán competir los cinco partidos integrados en la coalición CASA-CE y el veterano Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA).

Los miembros de CASA-CE son el Partido Democrático para el Progreso de la Alianza Nacional Angoleña (PDP-ANA), el Partido de Apoyo a la Democracia y el Desarrollo de Angola-Alianza Patriótica (PADDA-AP), el Partido Alianza Libre de la Mayoría Angoleña (PALMA), el Partido Angoleño del Pacífico (PPA) y el Partido de Salvación Nacional de Angola (PNSA).

Otros posibles contendientes para la elección de 2022 son el Partido Renovación Social (PRS), la Alianza Patriótica Nacional (APN) y los recién llegados P-NJANGO, de Dinho Tchingunji, y el Partido Humanista Angoleño (PHA), de Florbela Malaquias.

La diáspora vota por primera vez

En cuanto a las novedades en el proceso, la inclusión de la diáspora y la renuncia a la credencial de elector, a través del registro electoral no oficial, son sin duda los dos puntos principales.

A diferencia de ediciones anteriores, los angoleños residentes en el exterior podrán votar, por primera vez, gracias a la revisión constitucional de 2021.

En las cuatro elecciones ya realizadas, sólo podían votar los nacionales que se encontraban en el exterior por razones de servicio, salud, estudios o “similares”.

Ahora, el derecho de sufragio se extiende a toda la diáspora angoleña, sin excepción, una vez consideradas superadas las causales anteriormente invocadas para la privación del ejercicio de este derecho garantizado constitucionalmente a los angoleños residentes en el exterior.

El voto en la diáspora se ejerce en las representaciones diplomáticas o consulares, o en los términos que defina el CNE en ausencia de representaciones diplomáticas o consulares en Angola.

Los datos oficiales apuntan a alrededor de 400.000 nacionales que residen en el extranjero, en su mayoría en África, con casi 230.000 angoleños.

La República Democrática del Congo (RDC) y Namibia tienen el mayor número de angoleños, con cerca de 80.000 y 70.000 migrantes, respectivamente, seguidos de Sudáfrica, con 20.000.

Europa acoge a más de 95 mil inmigrantes, de los cuales 50 mil en Portugal, 20 mil en Francia y el resto en otros países del viejo continente.

Sin embargo, el registro de votantes oficial solo fue posible en 12 países, debido a las limitaciones de circulación impuestas en varios países del mundo, debido al Covid-19.

Según el MAT, las dificultades vinculadas a la pandemia llevaron al Ejecutivo a concentrar sus esfuerzos en los países con mayor densidad de población de la comunidad angoleña.

Sudáfrica, Alemania, Bulgaria, Brasil y Francia forman parte de estos 12 países.

La lista también incluye Reino Unido, Namibia, Países Bajos, Portugal, República Democrática del Congo, Congo-Brazzaville y Zambia, con un total de 18.000 votantes registrados.

Contexto socioeconómico

En el plano socioeconómico, el nuevo proceso electoral coincide con una fase de recuperación económica, tras casi cinco años de recesión, agravada por la pandemia de la Covid-19, que casi paralizó las economías nacionales.

El estado de Calamidad Pública impuesto por la pandemia tuvo como consecuencia la ralentización o apertura limitada de la producción de bienes y servicios, así como la restricción sistemática de la libre circulación de personas.

Los efectos de la pandemia impactaron negativamente en casi todos los sectores, especialmente en el mercado laboral, aumentando los niveles de desempleo y descontento, especialmente entre los jóvenes.

En el primer trimestre de 2022, la tasa de paro juvenil fue del 57,2%, 2,6 puntos porcentuales inferior a la del cuarto trimestre del año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La tasa de desempleo general en el mismo período fue del 30,8%, siendo mayor para las mujeres (32,4%) en comparación con los hombres (29,1%).

El alza en los precios de los productos básicos también se sumó a la gama de daños causados ​​por el Covid-19 a la economía nacional, reduciendo drásticamente el poder adquisitivo de las familias.

El INE confirma que la inflación ha mantenido una tendencia alcista en los últimos tres años, con una tasa interanual del 31,11% en marzo de este año, un 2,56% más que en el periodo anterior.

Se acepta que la prevalencia de tal situación en un año electoral tiende naturalmente a generar una mayor imprevisibilidad de la forma de votar, dado el alto nivel de descontento popular que puede inducir.

Pero las proyecciones del Banco Nacional de Angola (BNA) para este año apuntan a un crecimiento del 2,5% de la economía nacional, estimulado por una importante apreciación de la moneda nacional, el Kwanza.

En los últimos meses, la apreciación mensual del Kwanza se situó en el 10,06% y el valor acumulado del año en el 36,82%, según cálculos del banco central angoleño.

El BNA considera que, a pesar de las incertidumbres y riesgos asociados al contexto económico externo, el rumbo actual de la política monetaria del país sigue siendo “adecuado para alcanzar el objetivo de inflación”.

El tipo de cambio del Kwanza se ha visto muy beneficiado por la subida del precio del petróleo en el mercado internacional desde el comienzo de la guerra en Ucrania en febrero de 2022.

Al mismo tiempo, la reversión de la tendencia alcista de los precios en los últimos meses estaría asociada a la estrategia puesta en marcha por el Ejecutivo para sortear la inflación con la creación de la Reserva Estratégica de Alimentos (REA).

Una iniciativa destinada a regular el mercado e incidir en la baja de los precios de los productos alimenticios de primera necesidad que componen la canasta básica, REA ha colocado en el mercado 520 mil toneladas de diversos bienes desde diciembre de 2022.

Hasta marzo de 2022, el costo de vida en Angola se situó en 1,6%, el registro más bajo de los últimos 13 meses, según datos del INE, que apuntan a una desaceleración en el ritmo de crecimiento de los precios.

31 años del fin de la era socialista

Estas serán las quintas elecciones generales en la historia del país, desde el abandono del gobierno unipartidista (1991), con una votación inaugural manchada de sangre (1992).

La regularidad del proceso democrático sería eventualmente interrumpida por el recrudecimiento del conflicto armado que siguió a la crisis poselectoral de septiembre de 1992.

Con el fin de la guerra, en febrero de 2002, el país volvió a las urnas, sucesivamente, en 2008, 2012 y 2017.

El MPLA, el partido que gobierna el país desde la proclamación de la independencia nacional, el 11 de noviembre de 1975, ha mantenido invariablemente su hegemonía.

Con José Eduardo dos Santos a la cabeza antes de ser reemplazado por João Lourenço (desde 2017), el MPLA ganó en todas estas encuestas ya realizadas, mientras que UNITA siguió siendo el principal partido de oposición.